Mi psicóloga me vuela la cabeza.
¿Pues hoy no va y me dice que solo puedes ser valiente cuando eres vulnerable?
Un paso es valiente cuando la acción que vas a tomar no conlleva garantías. Puede salir bien, puede no hacerlo. Y eso, caiga quien caiga, es vulnerabilidad. Ahí no hay control que valga.
Así que la parrafada que me pegué en mi último post sobre mi miedo a dar una opinión (a que me juzguen, a que dejen de aceptarme…), pues resulta que en realidad es miedo a ser vulnerable, y por regla de 3 (yo soy muy de reglas de 3), algo muy poco valiente por mi parte.
—¡Ya te vale, Celi! ¡Vergüenza te tendría que dar!
¿Has escuchado eso? Es lo que me dijo mi ego justo cuando caí en la conclusión anterior: que soy una cobarde, vamos.
Pero es que se trata de eso, de vergüenza. De sentirla, de aceptarla, de transitar por ella sin quedarse a vivir.
Así que empecemos por el principio, ¿vale?
Sí, me da vergüenza
- Vergüenza a equivocarme.
- Vergüenza a hacer el ridículo.
- Vergüenza a ser más tonta de lo pienso (y que se den cuenta).
Pero si no afronto esa vergüenza, si la entierro en mi pico cerrado y dejo que crezca a escondidas del mundo exterior, entonces solo puede hacer una cosa: aislarme.
¿La solución? Todavía no la tengo 100% definida (y esto es algo que le da una vergüenza terrible a mi yo perfeccionista, que me está gritando al mismísimo estilo «Juego de tronos» que escribir este post sin algo contundente que decir es despreciable por mi parte). Shame! Shame! Shame!
Pero lo dicho, esto va afrontar esa vergüenza, así que tendremos que conformarnos con el primer borrador de estrategia a seguir:
- Voy a usar la empatía, empezando conmigo misma. Porque se ve que esto es como la mascarilla de oxígeno en los aviones. Primero te la aplicas tú, luego se la aplicas a los demás.
- Voy a abrazar mi vergüenza hasta que sea ella quien se avergüence de mí. Hasta que diga: «Señora, suélteme el brazo». A ver si lo consigo.
- Voy a exponerme, poco a poco (muy poco a poco, que si no de la vergüenza paso al vértigo, pero rápido), para mostrarme como soy, como pienso.
- Voy ha hacerme vulnerable a la opinión de otras personas. Voy a ser valiente (a bocaditos pequeños, eso sí).
Acciones medibles, no me seas
Ok, ok. Tienes razón, mente perversa.
La primera acción medible que tomé fue la de compartir estos pensamientos en público.
—¿Llamas público a este blog medio personal/medio profesional que nadie lee, a excepción de un puñado de amigos que no saben cómo decirte que no?
Vale, he dicho que era la primera, no la última. Calma, por favor.
La segunda acción (que tampoco la última) es comenzar a compartir los posts con algunos conejillos de indias que me quieren bien (pobres) y pedirles que no compartan… todavía. Es más, ya estoy en este punto, ¡yuju!
Te aviso que la tercera acción aún no estoy preparada para tomarla, pero ya está en la hoja de ruta: será compartir estos artículos en redes sociales y en la newsletter.
—¡Ja! ¡Pero si tú eres un cero a la izquierda en redes! ¡Y tu lista de correo da pena!
Lo sé, pero por eso mismo esta 3ª opción es viable. Porque va a abrir la exposición a pocas personas. Si fueran muchas no me atrevería a proponerla como siguiente paso (recuerda, estás hablando con un ego cobarde).
Es más, ahora mismo eso que a ti te parece tan poco, a mí se me antoja inalcanzable. Por mucho que quiera negarlo, me importa (y me afecta) lo que piensen de mí, tanto la gente que me quiere como la gente a la que le soy indiferente.
—¡Vergüenza tendría que darte dejarte llevar por la opinión de los demás!
Y dale con la vergüenza… 🙄
¿Y después?
Después ya se verá, no seas bullas.
Acabo de entender que mi miedo me está alejando de mi vulnerabilidad. Y sin ella, mi valentía se está quedando en números rojos (al igual que mi conexión real).
Así que me voy a poner en bucle las TED Talks de René Brown (esta y esta) y añadir su documental a mi lista de Netflix (recomendadas tanto por mi psicóloga como por una de mis conejillas de indias preferidas). 😊
¿Alguien más con vergüenza para dar y repartir en la sala? 👇
No puedo estar más orgullosa de ti. Me ha encantado el post, y estoy muy de acuerdo contigo.
Yo, aunque también soy muy vergonzosa lo de hacerme sentir vulnerable me ha costado y mucha gente me crítica por esto. He recibido muchas críticas por contar según qué cosas.
Y a veces me siento mal, porque mis amigas y amigos han sufrido por mi culpa. Por mi exposición pública o por a saber qué. Y estoy trabajando en que no todo es negro ni blanco, puede haber ser gris.
Así que solo puedo alegrarme por ti, porque eres muy valiente, estas cosas cuestan mucho.
Un abrazo enorme.
Gracias, Marta. ❤️